Dentro de la arquitectura precolombina, la producción de los mayas ocupa un lugar especial. Los mayas, que constituyen la civilización más importante de América Central, son autores de unos edificios que se distinguen de las construcciones de los demás pueblos del Nuevo Mundo.
Las construcciones erigidas en territorio maya poseen, en efecto, un sistema de cubierta de fábrica —la bóveda abocinada o falsa bóveda— realizada con argamasa mezclada con grava, lo cual forma un hormigón casi monolítico. Esta particularidad ha hecho que los monumentos de esta gran cultura no solamente hayan resistido mejor que otros a los ataques del tiempo, de los hombres y de la naturaleza, sino que puedan seguir ofreciendo en la actualidad unos espacios internos intactos.
La arquitectura es una fuente imprescindible de información sobre los pueblos precolombinos. Nos permite imaginar cómo fue la vida de las tribus que vivieron en la gran selva de Petén y de la cuenca del Usumacinta. En otras palabras, es la que rige la escultura, la pintura, las inscripciones, los conceptos de urbanismo, las formas de expresión de la religión y del poder. A su alrededor se concentran las grandes empresas de todo un pueblo. Ella es el hilo conductor de unas investigaciones gracias a las cuales podemos acceder a la civilización maya, de otro modo inabordable.
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